sábado, 7 de noviembre de 2009

violencia deportiva

Competir y luchar y luchar para competir, e aquí una de las dinámicas que pervive des del inicio de los tiempos. Desde siempre los humanos hemos intentado ser mejores que los que nos rodean por varios motivos, entre los cuales encontramos la supervivencia o el “simple” afán de demostrar el grado de superioridad sobre los otros. Y ya no nos basta combatir para ganarnos el pan, ahora también nos enfrontamos por vicio. Por vicio y por ocio, aunque muchas veces estos acaben siendo lo mismo.

Algo tan natural como el deporte se ha convertido en un escenario ideal para que muchos colectivos compitan más allá de lo permitido. Aunque no es nada comparable la “guerra” entre los adversarios de la de sus fieles seguidores, rivales contrincantes. Mientras unos compiten en el terreno de juego, muchos otros pelean desde las gradas o desde sus casas. Se sienten los colores y se extrapola a otros campos, se añade la historia, la política, el patriotismo y se alzan banderas. El blanco se convierte en facha, si no eres del Barça ya no eres buen catalán y si no defiendes tu selección (como si todo el mundo tuviera que tenerla) no mereces vivir donde vives. Y mientras los que, hipnotizados (según mi opinión), guerrean hasta el final para defender los colores, otros sudan camisetas a cambio de fortunas inimaginables. A mí eso si me violenta y me hace subir los colores.

Laura Casals

No hay comentarios:

Publicar un comentario