Hasta hace relativamente poco, lo que hiciera un hombre con “su” mujer, no incumbía a nadie. Es más, una bofetada de vez en cuando no estaba mal vista, siempre que la esposa “se hubiera portado mal”, pues dejaba claro quién mandaba. Ya en la sociedad griega de la época clásica se pueden observar muestras de machismo en figuras como Pandora, la mujer causante de los males de la humanidad, así como de esa violencia de género tan comúnmente aceptada en grandes obras como la “Íliada”:
«Mas siéntate en silencio y acata mi palabra,
no sea que ni todos los dioses del Olimpo puedan socorrerte cuando yo me acerque y te ponga encima mis inaferrables manos»
(Zeus a Hera en la Ilíada, I, vv. 565-567).
Así que no, no es que ahora haya más violencia de género, lo que sucede es que es ahora cuando se está actuando en contra de los maltratadores porque ya no se concibe a la mujer como una posesión, un objeto sexual cuya única misión es satisfacer los deseos de un hombre. Es ahora cuando se intenta conseguir que las víctimas dejen de serlo. El pensamiento general ha mudado de piel y es ahora cuando no es más hombre aquel que se cree superior a una mujer.
Y es por eso que ahora la sociedad se alza en contra de todos esos hombres que no aman a las mujeres.
Blanca Mendiguren
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